pintura | serie
acrílico, óleo sobre tela
Lo que parece uniforme se descompone en redes de transición: superficies que no imponen límites, sino que despliegan gradientes, zonas de flujo donde el espacio se tensiona. Lo que antes se reconocía como contorno se transforma en umbral: espacio de paso entre presencia y ausencia, entre lo posible y lo apenas registrado.
No se trata de representar ni de capturar, sino de activar la mirada como instrumento de exploración. Los límites se negocian, se disuelven, se despliegan: la experiencia propone habitar la transición misma, asumir que toda definición es provisional, que todo contorno es fugaz y mutable. Cada superficie funciona como topografía de pensamiento: territorio donde el cuerpo se enfrenta a la continuidad, a la suspensión, a la tensión entre lo concreto y lo especulativo.
Flujos articula un espacio de reflexión sobre cómo lo mínimo puede contener lo infinito, cómo la transición es la verdadera forma de habitar cualquier límite.