2018/2019

Instalación inmersiva  | paisaje luminoso y sonoro
Cuerpos de agua


Una masa líquida en movimiento constante, siempre incompleta, siempre transformándose.
El agua no es superficie ni reflejo: es memoria en suspensión, es archivo móvil de todos los cuerpos que han pasado por ella.

En esta instalación inmersiva, lo líquido se convierte en atmósfera. El sonido del flujo dilata la percepción; la luz atraviesa la densidad acuática como si la materia quisiera volver a ser aire. La obra es un paisaje que se expande, que nunca puede fijarse, que insiste en recordarnos que todo lo vivo está hecho de agua y depende de sus variaciones.

El cuerpo que entra en este espacio se desborda también: respira con el ritmo líquido, se desorienta en sus reflejos, se convierte en parte del flujo. La noción de frontera se disuelve — ya no hay dentro ni fuera, sino un continuo de vibraciones que nos sitúan en la escala de lo planetario.

Cuerpos de agua plantea así una pregunta urgente: ¿cómo imaginar futuros habitables si no entendemos que nuestra forma es ya extensión del agua? El gesto invita a pensar que cuidar del agua no es un deber externo, sino un acto íntimo de preservación de nosotros mismos. Un paisaje sensible que desestabiliza la distancia entre el individuo y el planeta, proponiendo otra manera de habitar: líquida, mutante, siempre en transición.








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